Su capital es San Miguel de Tucumán, en donde se combinan los ingredientes indispensables para hacer de esta ciudad una tentación a la hora de recorrerla: amabilidad de su gente, historia y arquitectura que se palpan en cada edificio, cercanía con los cerros y una calidez que se percibe en cada paseo. La ciudad es apacible y tranquila; el mayor movimiento se da por la mañana o por la tarde dado que San Miguel tiene un sello distintivo que es la siesta. De 14 a 17 hs. las calles quedan prácticamente vacías y los negocios cierran. Sin embargo, durante las noches el espíritu provinciano se puede sentir en bares, teatros, restaurantes y shoppings que de lunes a lunes abren sus puertas hasta después de la media noche